Busco un buen reportaje y encuentro, mientras como un ceviche, a un ex convicto de alto peso. Se sienta al lado mío y dice, riéndose sin un diente, que ha estado varias veces en la cárcel y que ahora vive en Madrid aunque sus pininos los hizo en Lima con una Banda que hizo historia y la sigue haciendo, bajo el mismo nombre, con nuevas generaciones de delincuentes.
Me cuenta que en Madrid dejó de ser "choro" o "chorro" (como se dice en España) para convertirse en un artesano y me dice que se fue del Perú porque allí no hay a quien robarle.
"Me dedico a robarle a turistas, o a viejos con plata, pero lo hago sin violencia... ellos se dan cuenta 2 días después, cuando no encuentran sus documentos".
Con sus propias manos, nuestro ex convicto- de unas 6 cárceles o ingresos, lo que llegué a contar en sus relatos- cobra travelers- cheques intransferibles-, falsifica pasaportes, utiliza tarjetas de crédito, vacía cuentas, entre otras cosas y todo lo hace en un "taller" que tiene en su casa.
Hablamos también de amor pero me dice que actualmente no está feliz, que no le dan su espacio, y señalándome a una niña, me aconseja no meterme con "mocosos". Está comprometido hace dos años con una mujer que ahora tiene 16 y un hijo suyo. Le pregunto si es legal meterse con una menor de edad y me dice que su familia lo ha consentido.
El tema del amor parece que lo sensibiliza y comienza a contarme sobre su infancia en el Perú. Su madre era conocida hasta por la radio por cocinar incomparables frijoles y su padre, un experto en edición y montaje allá por las épocas de Pablo de Madalengoitia, sin embargo, más allá de que ganaba premios a nivel latinoamericano por su buen trabajo, explica, no le alcanzaba ni siquiera para la comida de toda la familia, "...yo era uno de los hermanos mayores y cuando hacía la compra siempre le aumentaba algo... un pedazo de carne más o un hueso para la sopa. Así comenzó todo, pero en Perú ¿a quién le iba a robar?.
Hoy en día sólo se dedica a hacerlo en Madrid y cuando le pregunto cuánto saca al mes dándole un aproximado de 3000 euros al ver su negativa, me dice sorprendido, "...con 3000 no se vive".
Intentaré quedar con él y un fotógrafo para saber más de esta historia y publicar fotos de su silueta o talvez de sus herramientas de trabajo, aunque claro, ya me ha dicho "a mi, la fama no me interesa".
No me extraña que prefiera el anonimato.
Será una historia digna de personajes como Tatán o Django. El primero terminó mal y el segundo ha dejado de delinquir hace muchos años luego de purgar condena.
ResponderEliminarNo me gusta la historia..! ya me cans� de ver que solo son her�es los malos de la pel�cula..! Lo que si quisiera saber es como obtuvo su visa ....�?y que camino tomo para llegar alla ..No me gusta Valerie
ResponderEliminarYo
MADRE!!
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