jueves, 10 de diciembre de 2009

Aminetou Haidar, “la Ghandi Saharaui”, entre la vida y la muerte.

La saharaui que lleva 25 días en huelga de hambre fue impedida de entrar en territorio Marroquí tras recibir un reconocimiento en Estados Unidos por su lucha a favor del pueblo saharaui. Aminetou Haidar, debido a su ideología, ha sido perseguida y reprimida por los poderes públicos marroquíes en numerosas ocasiones. Con 21 años tras una manifestación pacifica fue encarcelada, sin juicio, durante 4 años y en 2005 fue detenida 7 meses por una condena denunciada por Amnistía Internacional quien calificó a Haidar como “preso de conciencia”.
10 de diciembre.-
Aminetou Haidar se hace más conocida cada vez y no por la lucha pacífica que lleva haciendo durante años a favor de la causa saharaui y el derecho a su autodeterminación. Tampoco por los muchos reconocimientos internacionales que se le han otorgado por luchar a favor de los derechos humanos. Haidar está en huelga de hambre hace casi un mes y es por eso que algo se sabe de ella.
Aminetou Haidar ha declarado que volverá viva o muerta al Aaiún, la capital del Sahara Occidental donde ha vivido siempre con su familia y donde la esperan sus 3 hijos, pero Marruecos le ha requisado sus documentos tras detenerla en el aeropuerto a su llegada de la ciudad de Nueva York donde recibió el premio de la fundación Robert Kennedy y donde una vez más, a pesar de la represión marroquí y el riesgo que supone ejercer allí el derecho a la libertad de expresión, dio voz a todo su pueblo.
El Sahara Occidental fue colonia de España, como lo fue el Perú, pero hasta 1975. Sin embargo debido a un triste proceso de descolonización, su independencia fue interrumpida por la ocupación de Marruecos. Su gente, los saharauis, viven en guerra hace más de 3 décadas. Algunos dentro del territorio ocupado donde hay pruebas que no existe la libertad de expresión y por el contrario una gran represión, y otros, aproximadamente 180 mil, tuvieron que huir caminando por el desierto durante días en medio de ataques militares, para cruzar la frontera y refugiarse en campos supuestamente provisionales.
Los pobladores del Sahara Occidental que viven en Argelia reciben ayuda de alrededor de 15 Organizaciones No Gubernamentales. Tener agua, comida, abrigo, techo y lo mínimo básico para vivir, y eso incluye un doctor para más o menos 20 mil personas, es posible gracias a la caridad incansable de pueblos y asociaciones y no por el derecho a la vida y a la libertad que está especificado en todas las leyes vigentes para los seres humanos del mundo.
Como suele suceder política y económicamente existen intereses. Marruecos tiene muy buenas relaciones con la Unión Europea además de estar a solo 14 km de España, lo que podría leerse como una amenaza en caso de que surgieran problemas, y Francia quien es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la Onu, es prácticamente su padrino. Así, Marruecos ha podido construir casi sin que se sepa en el mundo un muro de 2500 kilómetros de largo en el territorio ocupado del Sahara Occidental y además lo ha minado, según algunas fuentes, con 5 millones de minas antipersonales. Un escándalo silenciado muy eficazmente si consideramos que el muro de Marruecos es 60 veces más largo que lo que fue el muro de Berlín.
Leyes sin voz ni voto
El Tribunal de la Haya dictaminó en 1975 que "no se establece la existencia de vínculo alguno de soberanía entre el Sahara Occidental y Marruecos". La ONU ha emitido infinidad de resoluciones confirmando el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui y ha declarado que no reconoce que el Sahara Occidental sea territorio marroquí. De hecho, el Frente Polizario quien proclamó la independencia y creo la República Arabe Saharaui Democrática en 1976 es reconocido por 82 paises alrededor del mundo, ninguno de ellos europeo, por lo que el caso no avanza, está silenciado y actualmente levanta polvo con la vida de Aminetou Haidar, candidata al Premio Nobel de la Paz en el 2008, en juego.
España, quien goza de buenas relaciones con Marruecos y es históricamente responsable del Sahara Occidental ha ofrecido la nacionalidad española a la activista pero ella sólo quiere volver legalmente a su ciudad, con el pasaporte que le han decomisado, al lado de su familia y dignamente, aunque sabe que Marruecos no le hará el camino fácil y así lo ha declarado.

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